Imagina que
recibes
de pronto una
carta.
En el remite del
sobre
tan solo El
barquero.
“En cuanto el
sol sea una luna
vendrá a
buscarte la barca.
Tienes
veinticuatro horas
por si te
quedaron cosas en el tintero”
Ya ni te
acuerdas cuando viste a tus padres
y los besaste y
les dijiste: “Os quiero”.
Que paseaste por
el parque
y la tarde la
pasaste con tus hijos,
sin un móvil,
con ellos.
Que lo
arreglaste con tu hermano, ese hermano,
con un “hermano,
lo siento”.
Cuándo cambiaste
tu tiempo por el tiempo.
Y arreglaste con
tu amigo este mundo podrido. Hace tanto ya…
Que llevaste un
ramo de flores
a la mujer de
tus amores
y a sus pies le
confesaste: “Me tienes enamorao”.
Que visitaste a
tu abuelo
y se te fue el
santo al cielo
oyendo contar al
viejo
batallitas del
pasado.
Que te perdiste
por tu barrio
y regalaste al
vecindario
la risa de aquel
chaval.
Estaban ahí.
Estaban todos esperando.
Tuviste muchos,
muchos años.
En la barca
puedes llorar.
Aviva tu seso y
despierta
que dura muy
poco la vía.
Ama con todas
tus ganas
que lo mismo es
mañana
tu último día,
tu último día, tu último día.
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