Y hay manos que revuelan
mientras
gesticula y canta un comparsista
y manos que
se encienden de madera y sol
si toca el
guitarrista
y manos que
redoblan bailando en las baquetas
y manos que
latiendo marcan el compás
y manos que
decoran o que saben maquillar
¡Miles de
manos pal Carnaval!
Pero hay
manos de una maga
que no se ven
y son invisibles
manos de
trabajadora
cosiendo el
hilo de lo imposible,
de lo
imposible, de lo imposible.
Manos de una
mujer
trazando el
corte de cada tela
bajo la luna
pobre de un flexo,
Manos que,
con las
tijeras como palomas,
las
entretelas de cada hueso
va hilvanando
con sus besos.
Manos firmes
cosiendo el pespunte
de la
primavera
y en la noche
larga una costurera
con sus
sabias manos crea otro disfraz.
Yo no sé
cuántos disfraces aún
me quedan por
probarme,
cuántos tipos
nuevos, cuántos carnavales,
pero pa mí un
disfraz
ya nunca será
igual
si la aguja
ya no tiembla
en las manos
de mi mare.
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