Cádiz, Tacita de
Plata, la isla encerrada entre el viento y el mar
La de las calles
estrechas, la de la Alameda pintada de Azul
Cádiz, la de las
barquillas que inundan la orilla de todas sus playas
La de La Caleta,
la de las caballas de sangre y de Sal
La de la Catedral,
convertida en la Plaza
La de la Libertad,
convertida en Las Flores
La de tanto dolor
convertido en la gracia
La del tiempo que
pasa y que deja pasar
La que se pone a
cantar para olvidar por carnavales
La que con la
bajamar hace un altar como le sale
La que abre el
Puente Canal, para que salgan to sus males
Cádiz la novia del
cante, la amante del Sur
La del poniente
La de en la calle,
la gente
Sencilla pero
importante
La pobre, pero
elegante ciudad de nuestra salud
Cádiz, Tacita de
Plata, más de Plata que Tacita
La que siempre
resucita por más veces que se muera
La del árbol
milenario, la del barco de La Habana
La que por cada
mañana hace el día a su manera
Cádiz, la del
horizonte con el Sol abandonado
La del vino
derramado en la tumba del dinero
La de sirenas de
Astilleros
La del amor en
cada barquito de vela
La de torres
centinelas hechas de piedras mayores
Para que sus
miradores pasen las noches en vela
Cádiz, no hay más
que decir
No hay mas ciudad
en el mundo, n mundo más grande y con más alegría
Que si volviera a
nacer, volvería a vivir, a morir y a perder
En la tierra mía
Excelente
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