Edúcalo a tu forma,
tu fe y tu ideología,
que solo esté en la escuela
pa estudiar materias,
¡no esas guarrerías!
Olvida lo que dicen
expertos y ciencia.
Trabaja su conciencia,
que ese niño es tuyo,
y es tu obligación.
Que nunca vaya a charlas
que contemplen más opciones;
le enseñarás la desgracia
de aquella familia
en que un hijo salió maricón.
Que no le nombren placeres ni afectos,
que no le enseñen las partes del cuerpo,
que ya está su tito Paco
pa cogerlo en brazos
sentao en el sillón.
Que no le hablen de sexo,
tú eres padre y ¡qué vergüenza!,
que te ponga en un aprieto.
Cuando sea adolescente,
en los burdeles se aprende “eso”,
un método impecable,
que tu propio padre
también te aplicó.
En vez de charlas de mierda y doctrina,
cómprale toda la tecnología
desde los ocho años
pa que mire sin descanso, aaaay...
pornografía.
Que no le cuenten qué es el lesbianismo,
que la igualdad solo es un chiringuito,
y que el feminismo
se lo enseñará su madre en la cocina.
La educación sexual es de todos;
a ver cuando te enteras,
abre esa mollera,
que apesta a alcanfor.
No es una cuestión de ideologías,
ni de modas comunistas,
tengo claros mis motivos:
¡Cómo voy a permitir
que algún día mis niños
tengan que vérselas
con vuestros hijos
y sus tarados padres
que aún piensan que educan
como Dios manda,
como manda Dios!
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