En la Tacita de
plata
Se desata cada día
Una marea que es
un temporal
Que inunda de sal
la bahía
La gente la llama alegría
En presente y en
plural
Es un marino vapor
Lleno de amor y
encarnado
En la mujer y el varón
Del corazón gaditano
Es un alma tan
santa
Que se sale del
cuerpo
Patrimonio de un
pueblo
Que hasta en
silencio canta
Es un séptimo sentido
Que tiene prohibido
El gemido y el llanto
Que colorea el
espanto
De la lastima a la
pena
La pobreza y el
dolor
Enterrada con
arena
Y en sus calles solo
suenan
La sirena del
humor
La alegría es una
espada
Que se enfunda en
la mirada
Y que se empuña en
las canciones
Y a su forma
gaditana
Se clavan los
corazones
Que al que le toca
le toca
Y aunque el mundo
tiene poca
Aquí brota un manantial
Por eso en esta
ciudad
La gente se vuelve
loca
La alegría es la
reina
De nuestra tacita
Y no hay otro
gobierno
Porque al ser
infinita
Ni los malditos
dineros
Ni el reino de
Dios
En Cádiz no se necesitan
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